La Iglesia otorga este mes a María
para conocerla y amarla más
Mayo es el mes de las flores, de la primavera. Muchas
familias esperan este mes para celebrar la fiesta por la recepción de algún
sacramento de un familiar. También, Mayo es el mes en el que todos recuerdan a
su mamá (el famoso 10 de Mayo) y las flores son el regalo más frecuente de los
hijos para agasajar a quien les dio la vida.
Por otro lado, todos saben que
este mes es el ideal para estar al aire libre, rodeado de la belleza natural de
nuestros campos. Precisamente por esto, porque todo lo que nos rodea nos debe
recordar a nuestro Creador, este mes se lo dedicamos a la más delicada de todas
sus creaturas: la santísima Virgen María, alma delicada que ofreció su vida al
cuidado y servicio de Jesucristo, nuestro redentor.
Celebremos, invitando a nuestras fiestas
a María, nuestra dulce madre del Cielo.
¿Qué se acostumbra hacer este mes?
Recordar las apariciones de la Virgen. En Fátima, Portugal; en Lourdes, Francia y en
el Tepeyac, México (La Guadalupe) la Virgen entrega diversos mensajes, todos
relacionados con el amor que Ella nos tiene a nosotros, sus hijos.
Meditar en los cuatro dogmas
acerca de la Virgen María que son:
Su inmaculada
concepción: A la única mujer que Dios le permitió ser concebida y nacer sin
pecado original fue a la Virgen María porque iba a ser madre de Cristo.
Su maternidad
divina: La Virgen María es verdadera madre humana de Jesucristo, el hijo de
Dios.
Su perpetua virginidad: María
concibió por obra del Espíritu Santo, por lo que siempre permaneció virgen.
Su asunción a los cielos: La
Virgen María, al final de su vida, fue subida en cuerpo y alma al Cielo.
Recordar y honrar a María como
Madre de todos los hombres.
María nos cuida siempre y nos ayuda en todo lo que
necesitemos. Ella nos ayuda a vencer la tentación y conservar el estado de
gracia y la amistad con Dios para poder llegar al Cielo. María es la Madre de
la Iglesia.
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