12 enero 2012

Período de Adaptación

La entrada al maternal es la tercera separación importante que vive el pequeño. Las dos primeras fueron dormir solo y el destete. Ahora, por exigencias de la vida urbana, enfrentan esta tercera separación cada vez más pequeños, a los 4 mese o apenas han cumplido un año. Y esto, por más que lo exijan los tiempos actuales, sigue siendo prematuro. De allí la importancia de respetar su período de adaptación.

La mayoría de los niños demoran entre cuatro y seis semanas en adaptarse por completo. Es ideal que alguien lo acompañe al principio. Puede ser mamá, papá, abuela o cuidadora. Esto le permite conocer los espacios y darse cuenta que las maestras igual le pueden cambiar el pañal, darle tetero o cantarle.

En los preescolares con pedagogía de adaptación se establecen estrategias que, aunque pueden variar algo, siempre se enfocan en la adaptación progresiva y en la participación de una persona de su confianza en este proceso.
En la segunda y tercera semana, se amplía la permanencia. Poco a poco, comienza a recurrir a las maestras, aunque el padre o la madre estén presentes. A la cuarta semana, muchos son capaces de despedirse sin traumas, pero a algunos le sigue costando. Si llora, hay que atenderlo: acompañarlo en la despedida, explicarle que estará bien y distraerlo.

Y a los padres también
Los padres influyen, claro que sí. Su seguridad, o su angustia, contagian a los hijos.

Varios elementos influyen en la adaptación del bebé. Su personalidad es lo primero. Pero también la de los padres. Una mamá que se despide y luego se asoma o regresa con excusas como "traje un suéter" u "olvidé el tetero", transmite inseguridad. La actitud de los padres es contagiosa.

No ocurre lo mismo con los compañeritos. "A esa edad las individualidades son muy marcadas", asegura Pimentel. Si un pequeño que aún no se ha adaptado llora, no provoca el llanto generalizado de los demás, ni siquiera si son hermanos.

Pimentel recomienda que el primer día de clases, aunque el niño sea un "veterano" en la escuela, los padres lo acompañen hasta su nuevo salón. Esto debe repetirse en la primaria y hasta que el niño manifieste que quiere ir solo. La edad en la que toman esa decisión varía incluso en morochos. Cada niño va a su ritmo y debe respetarse.


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